Son numerosas las técnicas de evaluación que se pueden
utilizar para obtener la información necesaria que dé contenido a los distintos
interrogantes planteados por el análisis funcional del problema. Seguidamente se
revisará las más útiles para esa recogida de información.
Cuestionarios,
inventarios y escalas
La utilización de medidas de autoinforme como
cuestionarios, inventarios o escalas ha sido cada vez más frecuente por los
profesionales de la salud mental para evaluar la presencia o ausencia de
determinadas conductas o síntomas asociados con la mayor parte de los
trastornos psicológicos. Este tipo de medidas ayuda al clínico a muestrear toda
una serie de comportamientos manifiesto o encubiertos del sujeto que pueden
estar contribuyendo al mantenimiento del(os) problema(s) principal(es) o bien
constituyen elementos del propio problema. Igualmente, muchas veces sirven para
evaluar los efectos del tratamiento al ser aplicadas en los períodos de línea
base y de postratamiento/seguimiento. Otras funciones de los cuestionarios,
inventarios o escalas de autoinforme han sido la recogida de información
histórica y demográfica, la de diagnóstico y cribado, la de evaluación de la validez
social, etc.
La utilización de cuestionarios de autoinforme conlleva toda una serie de
ventajas, y es probable que muchos de estos factores hayan contribuido
directamente al uso cada vez mayor de los cuestionarios en la evaluación
conductual. En primer lugar, los cuestionarios tienen una elevada razón
coste/eficacia; se puede obtener una gran cantidad de información con una
inversión mínima del tiempo del paciente o del terapeuta. Segundo, los
cuestionarios son fáciles de puntuar de manera objetiva, eliminando la
necesidad de inferencias por parte de la persona objetivo y pueden utilizarse
para un gran número de poblaciones de pacientes. Cuarto, los cuestionarios son
potencialmente apropiados para medir los tres componentes empleados en la
evaluación del triple sistema de respuesta (Jensen, 1996).
A la hora de elegir cuestionarios para ser aplicados en la clínica,
debemos tener en cuenta que sean válidos y fiables. La fiabilidad se refiere a
la estabilidad o la consistencia de los resultados de la evaluación.
Generalmente, nos interesan dos tipos de fiabilidad en los cuestionarios de
autoinforme: la consistencia interna
y la fiabilidad test-retest. La
primera se refiere al grado en que los ítems de un cuestionario están
relacionados entre sí, y normalmente se mide por medio del Alfa de Cronbach. La
segunda implica determinar el grado de consistencia de los resultados obtenidos
al pasar los cuestionarios en una ocasión y en otra posterior.
Este período de tiempo entre una aplicación y la siguiente será relativamente
breve. Cuando hablamos de validez nos estamos refiriendo al grado en que un
cuestionario mide aquello para lo que fue construido. Dos de los aspectos más
importantes son la validez de contenido
y la validez relativa al criterio. La
validez de contenido se refiere al
grado en que los ítems de un cuestionario muestren el constructo que se está
midiendo. La validez relativa al criterio se refiere al grado en que la
medición de un constructo (un predictor) está asociada con algún otro indicador
del mismo constructo (el criterio). Hay dos tipos básicos de este tipo de
validez: la validez predictiva, que
se refiere al grado de asociación entre las puntuaciones del cuestionario y
algún criterio independiente evaluado en una ocasión posterior, y la validez concurrente, que se estudia
cuando determinamos el grado de asociación entre nuestra medida y algún
criterio independiente en el mismo momento.
Al aplicar los cuestionarios, hay que considerar también el grupo de
comparación con el que se va a contrastar la puntuación del sujeto. Las
puntuaciones normativas del grupo pueden servir para evaluar la conducta de un
sujeto como deficiente o excesiva, para determinar objetivos o expectativas
razonables de tratamiento y como criterio para las evaluaciones de validación
social.
Los psicólogos conductuales utilizan con frecuencia en la clínica
cuestionarios de autoinforme pero dichos instrumentos no constituyen las únicas
fuentes de información, ya que la evaluación a través de diversos métodos se ha
convertido en la norma. Como consecuencia, la información obtenida a partir de
los cuestionarios de autoinforme puede compararse, completarse con, o
clarificarse por, la información resultante de otras formas de evaluación.
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