martes, 21 de febrero de 2012

Si quieres entrevistar estas habilidades debes desarrollar...



Habilidades para entrevistar
La realización de una entrevista según el concepto, dimensiones y objetivos descritos anteriormente implica la utilización de diversas estrategias para entrevistar. Las estrategias son solamente los comportamientos presentados por el terapeuta con el propósito de obtener determinados resultados deseados conjuntamente con el paciente. Por eso, no nos referimos a ellas como habilidades del terapeuta. El hecho es que conductas verbales y no verbales del terapeuta producen efectos significativos sobre comportamientos del paciente y sobre la información que éste ofrece. Los métodos que se sugieren a continuación disminuyen la probabilidad de errores o sesgos en la entrevista mientras optimizan la relación terapeuta-paciente.

 
Habilidades empáticas
Extremadamente citadas en la práctica clínica bajo los diversos enfoques teóricos, estas habilidades reciben diferentes conceptualizaciones. En general, se refieren a las actitudes (comportamientos) o sentimientos positivos que el terapeuta debe presentar con relación al paciente: Los sentimientos y comportamientos más frecuentemente asociados a este término son calificados como auténticos, sinceros, genuinos, honestos, de interés, de comprensión, de apertura, de estima, de aceptación y muchos otros. El término puede referirse también al hecho de colocarse en el lugar del paciente: Hackney y Nye (1977) recuerdan que no basta sentir, es preciso demostrar los sentimientos por medio de comportamientos verbales y no verbales. Haynes (1987) sugiere que el terapeuta sea reforzador, es decir, que las respuestas que se desea del paciente. Para algunos terapeutas conductuales, ser empático es ser una persona reforzadora.

 
 
Habilidades no verbales
Las conductas del terapeuta incluidas bajo este rótulo se refieren generalmente a las características de voz, a la mirada, a la expresión facial, a la postura corporal y a los gestos. Es bueno recordar que el sentido de “no verbal” se refiere a no estar incluido en el habla articulada. Esa distinción es necesaria porque en la concepción operante del comportamiento verbal presentada por Skinner (1957) los comportamientos no verbales (un gesto, por ejemplo) pueden ser considerados verbales si producen refuerzo por mediación  de otra persona.

Ducworth et. Al (1993) sugieren distintas respuestas no verbales adecuadas para la entrevista clínica debido a los efectos que ejercen sobre el entrevistado. Entre estos efectos se encuentran los de mantener la atención del paciente, estimularlo a hablar e intensificar o completar la comunicación verbal. 





1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo luis, es importante que las conductas verbales y no verbales del entrevistador no afecte en las respuestas que pueda dar el entrevistado ya que con eso se pierde la calidez que supuestamente debe primar en una entrevista psicológica.

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